I. DEBATES
2.
El terror visto desde las ciencias sociales
Aurelia Valiño Castro
NO HAY CONTROVERSIA en los libros que presento, más allá de la que proviene de la visión particular de las disciplinas a las que pertenecen sus autores. Por ello he creído que unas pinceladas que los presenten pueden servir para entender mejor los puntos diferenciadores de sus obras.
Los autores de los dos libros son reputados expertos en el estudio del terrorismo, provenientes de dos campos de la ciencia separados en el mundo académico, aunque en la vida real se entrecrucen constantemente: la ciencia política y la económica.
Por afinidad profesional conozco más los trabajos de los profesores Walter Enders y Todd Sandler, especialmente los del último, que, además de su aportaciones sobre el terrorismo, cuenta con importantes trabajos en el estudio de los bienes públicos, de las externalidades y de la economía de la defensa nacional. Enders y Sandler se conocieron trabajando en la Universidad de Iowa, hace algo más de veinte años, y desde entonces han trabajado juntos en este tema a pesar de la distancia de los estados en los que residen. Enders es profesor en la Universidad de Alabama, en Tuscaloosa, y Sandler, en la Universidad de Southern California. Precisamente por este trabajo conjunto, que ha producido más de veinte artículos sobre el terrorismo, han recibido, en 2003, el premio de la Nacional Academy of Sciences. Estos premios se otorgan cada tres años por la "Investigación sobre el comportamiento relevante para la prevención de la guerra nuclear".
Jan Oskar Engene es profesor titular en el Departamento de Política Comparativa en la Universidad de Bergen, Noruega, y vicedecano de Educación de esta Universidad. Sus estudios se dirigen, desde la ciencia política, al análisis del terrorismo y la violencia, los movimientos y partidos extremistas, la filosofía política de Karl Popper, así como los símbolos políticos y nacionales.El libro aquí presentado es la edición en inglés de su tesis doctoral de 1998.
Hay varios aspectos comunes en estos libros. Ambos parten de una definición del terrorismo tras recoger y comentar distintas acepciones. En los dos encontramos un buen resumen de la literatura en cada uno de sus campos científicos. En ambos se aborda un estudio empírico del terrorismo utilizando una fuente de datos de construcción propia. Y en ambos se expresa de forma explícita el pesimismo ante la posibilidad de que se llegue a un punto final. Las grandes diferencias se encuentran en los enfoques generales, uno económico y otro político, y en los tipos de terrorismo que analizan, el nacional uno y el trasnacional el otro.
No es fácil encontrar una definición adecuada y concreta de terrorismo.Krueger y Jitka (2003) han encontrado más de 100 definiciones, diplomáticas o académicas. La importancia de la definición alcanza un alto nivel cuando se trata de acotar los datos. Por ejemplo, es importante separar un acto de guerra de un atentado terrorista (las bajas de civiles y de soldados estadounidenses en Irak ¿son resultado de la guerra o de actos terroristas? Incluso las agencias gubernamentales de Estados Unidos no coinciden en la respuesta a esta pregunta); o si se considera un acto terrorista la creación de situaciones de terror por motivos políticos sin que haya víctimas (los atentados del 21 de julio de 2005 en Londres, que parecen querer mantener el estado de terror creado el 7 de julio, ¿no son computables por no haber causado víctimas?). Ambos libros dedican un capítulo a delimitar el concepto de terrorismo.
Engene explica el terrorismo en general, y el doméstico en particular, como un fenómeno político. Teniendo en cuenta que el terrorismo siempre intenta comunicarse, aunque violentamente, con el Estado, Engene profundiza en las características de éste que podrían originar la aparición del terrorismo: libertad, democracia, factores socioeconómicos y problemas de legitimi- dad del Estado. En su análisis sobre la evolución del terrorismo desde 1950 en la Europa Occidental concluye que han influido tanto factores políticos como socioeconómicos: un rápido crecimiento económico junto con injusticias sociales y políticas, y problemas de legitimidad. Pero, para Engene, los factores socioeconómicos sólo pueden verse a través de factores de motivación política. Problemas de crisis constitucional y de transición de un régimen a otro o problemas de legitimidad del Estado son caldo de cultivo y origen del terrorismo. En el capítulo 6 hace un repaso de las características del terrorismo en los distintos países que forman parte de su muestra de datos, todos europeos. Destaca aquí la persistencia del terrorismo de ETA en España, "aunque periódicamente declare ceses del fuego". Entre sus opiniones sobre el proceso de paz en el Norte de Irlanda destacan las que ponen el acento en que durante los procesos de acuerdos de paz aparecen grupos desafectados o fragmentados por éstos que continúan con el terrorismo. En las conclusiones, destaca que el terrorismo en Europa ya había empezado a declinar antes de los ataques del 11 de septiembre. Refuerza la hipótesis de que, tras este atentado, las probabilidades de que persista son menores; en primer lugar, por la presión internacional de rechazo al terrorismo y el foco puesto en combatirlo, y en segundo lugar, por el incremento en la cooperación entre los gobiernos y en la solidaridad internacional que impide que los terroristas encuentren refugio en otros países o puedan evitar la extradición. A pesar de que se produce este descenso en la actividad terrorista nacional, Engene no es optimista respecto a su término. Pueden surgir nuevos conflictos y nuevas fuentes de falta de legitimidad que mantengan su existencia.

Dos son las limitaciones del trabajo de Engene, que, desde otro punto de vista, se encuentran también en el libro de Enders y Sandler. Por una parte, la visión estricta de los aspectos políticos hace que sea pobre la parte en la que intervienen los aspectos económicos. Desde el punto de vista de un economista, habría críticas a las variables utilizadas como representativas de estos aspectos en el modelo, aunque quizá la elección ha venido impuesta por los datos. Precisamente, otra fuente general de problemas son los datos. Necesariamente se han de basar en la Prensa, y por ello no recogen las actuaciones policiales que han hecho fracasar posibles atentados; cuando se comparan aíses, la información que no tiene consecuencias suficientemente espectaculares no se refleja en las noticias internacionales. Esta última es la fuente principal en el estudio de Engene, en parte creo que por razones de idioma y en parte por necesidad de acotar el campo de obtención de datos, con lo cual la actividad terrorista está infravalorada en muchos casos.A pesar de estas críticas, el trabajo de Engene en la elaboración de estos datos es totalmente elogiable. Los datos –”Terrorism in Western Europe: Events Data” (TWEED)– se encuentran en www.uib.no/people/sspje/tweed.htm. Por último, aunque Engene ha hecho el esfuerzo en sus conclusiones de actualizar el trabajo, se hecha en falta este esfuerzo a lo largo del libro. Aunque los datos sí están actualizados en su página web, hasta 2004, los análisis de éstos que aparecen en el libro se quedan en 1995.
Enders y Sandler publican su libro tres años después de haber recibido el premio de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense. Reconocen el punto de partida de los estudios del terrorismo en las ciencias políticas y en los estudios económicos de Landers sobre el crimen. A pesar de que chirríe en nuestro entendimiento, uno de los puntos de arranque del enfoque económico es considerar a los terroristas como sujetos racionales (optimizan recursos para maximizar sus utilidades). Con las anteriores premisas, en el capítulo segundo efectúan un análisis de las relaciones entre libertad, democracia y terrorismo, repasando las diferencias entre el terrorismo fundamentalista y el terrorismo de la extrema izquierda. En el capítulo tercero presentan la fuente de datos en la que apoyan sus estudios: "Internacional Terrorism: Attributes of Terrorist Events: 1968-2004" (ITERATE). Estos datos se pueden encontrar en la página: http://ssdc.ucsd.edu/ssdc/ite00001.html y son gestionados por Mickolus, Sandler, Murdock y Flemming. Los datos se generan a partir de un conjunto de periódicos y de la Asociación de la Prensa de Estados Unidos. Los autores reconocen algunos defectos en las fuentes de datos que dan lugar a una infravaloración del número de atentados. En el análisis de los datos con el uso de series temporales, aplicando el análisis espectral, concluyen que se produce una tendencia cíclica, cuya amplitud de ciclo depende del tipo de atentado. Los atentados logísticamente más complejos (con secuestros, p.e.) tienen un ciclo mas largo que los eventos más frecuentes (bombas). En el capítulo 4 se aplica la teoría de juegos para analizar las estrategias y resultados diferentes de políticas de ataque o defensa frente al terrorismo. Una preocupación del estudio de estos autores es la posible externalización o transferencia de actuaciones terroristas o beneficios transferidos por las labores defensivas de un país (capítulo 5). Hay que recordar que Sandler es un gran experto en bienes públicos y externalidades. Por ejemplo, la mayor protección de un país exporta el terrorismo hacia otros menos protegidos, o la mayor protección de un objetivo desplaza el ataque hacia otro. Por ejemplo, la protección de los aeropuertos y aviones desplaza el atentado hacia estaciones y trenes (¿podríamos ver aquí alguna explicación del 11M?). En el capítulo 6 destacan la importancia de la cooperación internacional. En el capítulo 7 se detienen en el caso es- pecifico de toma de rehenes y analizan los modelos de negociación. En el capítulo 8 se analiza el impacto económico del 11S. En los siguientes se estudian los efectos macroeconómicos y microeconómicos del terrorismo en general. En los primeros, los efectos son mayores en economías pequeñas que en las grandes, donde se producen compensaciones entre sectores: unos pierden (los que sufren los ataques) y otros ganan (los que trabajan para reparar o proteger). En los segundos destacan sobre todo las consecuencias del efecto transferencia antes mencionado. En el último capítulo se plantea el futuro del terrorismo. Ya anticipamos que sus conclusiones son bastante pesimistas, al igual que las de Engene. Destacamos una afirmación que es reconocida por todos los que abordan el análisis económico del terrorismo: "es muy barato para un terrorista conseguir un objetivo: una bomba que cuesta unos pocos cientos de dólares puede causar daños por cientos de millones". Predicen que el terrorismo nacional continuará siendo la fuente principal del terror, que el uso de las armas de destrucción masiva será de poca escala, que la mayor amenaza del terrorismo de masas proviene del uso de bombas o de objetos de uso diario (recordemos los teléfonos del 11M en Madrid), que se seguirán utilizando elementos de baja tecnología, que los ataques químicos son más probables que los nucleares, y que la zona de concentración para el terrorismo trasnacional será el Oriente Medio, seguido de Asia y Eurasia y que Internet, además de un medio de comunicación, puede ser también un instrumento para el ataque a ciertas instituciones (ciberterrorismo), y por último, el coste de las medidas antiterroristas cada vez será mayor.

Las limitaciones del libro de Enders y Sandler se encuentran en la falta de desarrollo de las aportaciones del análisis costebeneficio en el terrorismo y en no profundizar en las necesidades de intervención o de protección pública ante los riesgos del terrorismo que compensen de la falta de cobertura privada. Me refiero en concreto a sistemas análogos al Consorcio de Compensación de Seguros existente en España.
No quiero terminar estos comentarios sin incluir dos referencias "nacionales" sobre estos temas, que además creo que completan perfectamente estos estudios. El principal referente en lengua castellana en temas de terrorismo, en el campo de la Ciencia Política, es Fernando Reinares (catedrático de Ciencias Políticas y asesor para asuntos de política antiterrorista del Gabinete del anterior ministro del Interior, Alonso). Entre sus libros he escogido el titulado Terrorismo global. Y el referente nacional en el campo de la Ciencia Económica es Mikel Buesa (catedrático de Economía Aplicada y presidente del Foro de Ermua) con Economía de la secesión. El proyecto nacionalista y el País Vasco, como aportación a destacar en este campo.