Libros de Economía y Empresa - Fundación Caja Duero

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II.   RESEÑAS

14.
Un millón de euros para el economista

Estrella Trincado Aznar

Libro: Los premios Nobel de Economía (1969-2005)

ALFRED NOBEL, inventor sueco de la dinamita, estipuló en su testamento que el capital de su herencia debía constituir un fondo cuyos intereses serían distribuidos cada año en cinco partes iguales "en forma de premios a las personas que, durante el año anterior, hayan producido un gran beneficio a la humanidad". Desde 1901, se empezaron a conceder estos premios en Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz. Sin embargo, el Banco de Suecia instituyó en su tricentenario, en 1968, un Premio de Ciencias Económicas, asignando a la Fundación Nobel una cantidad igual a la de sus premios normales. Supone la entrega de aproximadamente 10 millones de coronas suecas (algo más de un millón de euros). La finalidad de esta suma es evitar las preocupaciones económicas del laureado para que, así, pueda desarrollar mejor sus futuros trabajos.

Esta obra, precisamente, se hace eco de las contribuciones a la ciencia económica de los distintos galardonados. Sus doce capítulos constan de una breve introducción que relata la evolución del pensamiento económico durante un determinado periodo, seguida de varias fichas de los distintos receptores de premios Nobel en ese periodo, por orden cronológico y con le ves destellos biográficos y bibliográficos, acompañados de una foto del galardonado. La introducción a las fichas, por mor de su laconismo, no parece querer profundizar en una historia de la ciencia, sino tender puentes y establecer un hilo conductor entre los distintos galardonados. Una tentativa de historia de la ciencia, sin embargo, puede encontrarse en los debates que afloran en McCarty (2000).

La obra de Das Neves comienza con un reconocimiento a los autores anteriores al galardón. Por ejemplo, Adam Smith, al estudiar las instituciones y el equilibrio de mercado, abrió un campo de investigación extraordinariamente prometedor. Sin embargo, como dice Das Neves, en la Economía, la teoría del valor se vio revolucionada en 1871, cuando se empezó a considerar que el valor de los bienes provenía de la utilidad subjetiva. Bueno, en realidad el descubrimiento no era sólo cuestión de subjetividad, algo que ya señalaron los escolásticos, sino de marginalidad: el valor de cada bien es el valor de la última unidad consumida, de la necesidad menos urgente, que determina el precio de los bienes en competencia perfecta.

Posteriormente, a mediados del siglo XX, la ciencia económica avanzó gracias a la observación cuantitativa de la realidad. La economía fue una de las primeras disciplinas que utilizó intensamente el cálculo electrónico y, tal vez por eso, el premio Nobel ha concedido gran valor a la formulación matemática, que parece acercar la economía a otras "ciencias duras" también galardonadas. La técnica econométrica, en principio, generó una ilusión ingenua acerca de los beneficios de la intervención del Estado que haría posible.

Pero lo más interesante del libro es que nos hace pensar qué méritos se valoran en la ciencia económica y de dónde surge el prestigio dentro de ella. En los 37 años en que ha sido concedido el premio Nobel de Economía, ha habido 57 galardonados, ya que en trece de los años el galardón fue compartido por dos autores y en tres años fue dividido en tres. Según las reglas, el Premio puede ser compartido entre un máximo de tres personas, pero curiosamente el de Economía suele ser más compartido que los de las ciencias naturales.

João César das Neves.

El premio Nobel de Economía apenas ha tenido críticas –sin duda, todos los laureados lo merecían–, pero es curioso que siempre se haya concedido a hombres y que nunca se haya otorgado a una persona de menos de 50 años.Vickrey, por cierto, nunca llegó a recibir el premio, pues falleció pocos días después de haber sido galardonado (con 82 años). ¿Hay vida después de Estocolmo? se pregunta Samuelson (2002). Por lo que parece, el premio así concedido no satisface el objetivo original de Nobel de subvencionar los esfuerzos de investigación del ganador para el resto de su vida. Después de que los ganadores reciben el premio, no pocas veces se marchitan y no sólo por la avanzada edad, sino también por el exceso de adulación.

Otro elemento de interés es que Europa dominó durante los primeros 28 años. Después, se ha producido un empate con EEUU, pero, desde 2000, como los Estados Unidos recibieron ocho de los 11 premios, la situación se ha desequilibrado claramente a su favor. Sin embargo, este análisis cambia si, en vez de tener en cuenta el lugar de nacimiento, se considera el país donde el galardonado trabajaba cuando se le premió. Ahí, los Estados Unidos cuentan con 42 premios. Incluso muchos otros galardonados estudiaron en universidades de los Estados Unidos.

Los premios reflejan otros rasgos característicos del análisis económico durante el último medio siglo. Por ejemplo, son reflejo del mayor énfasis puesto en el método deductivo frente al inductivo y en los métodos cuantitativos, econométricos y estadísticos. Además, todos los premiados eran profesores universitarios. Pero es notable que cerca de un quinto de todos los premios fue a parar a la misma escuela: la Universidad de Chicago.De ellos,más de la mitad se concedió en los años noventa. Por cierto, es conveniente anotar que en el debate entre las viejas escuelas de Cambridge y Oxford, la primera, respaldada por la tradición de Marshall y Keynes, sale claramente triunfante, con cuatro premios frente a uno de su rival, el alma máter de Edgeworth.

De las materias tratadas por los Nobel, la teoría de los mercados en equilibrio –la microeconomía– es la más galardonada; y la historia económica y la economía internacional las menos. Pero, como dice Lindbeck (2001), el Comité de premios Nobel de Economía considera fundamental "la investigación interdisciplinar", dado que varios de los premios concedidos se basan en contribuciones en la frontera entre economía, política, sociología e historia. Decía Buchanan (1992) que él nunca hubiera pensado que recibiría el premio Nobel, dado que su trabajo y su afiliación estaban demasiado alejados de la corriente principal de su disciplina y de la academia americana. Por ello, declaraba en una celebración en su honor a principios de 1988, "si Jim Buchanan puede ser elegido para un premio Nobel, cualquiera puede".

También es especialmente relevante la originalidad de la contribución y su impacto sobre el trabajo científico y la política real. Dice Samuelson que, en parte "gracias" a los estragos de Hitler, su estancia durante 1935-40 en Harvard coincidió con el renacimiento económico de Schumpeter, Leontief, Haberler y Hansen, y "la Segunda Guerra Mundial se ganó en las aulas de Cambridge, Princeton y Los Alamos" (Samuelson 2003).

Es muy curioso, y un elemento del que debemos tomar nota para cualquier evaluación de calidad científica, que, para valorar el mérito de los laureados, el Comité no ha confiado mucho en indicadores cuantitativos, como pueda ser el número de veces en que se ha citado al autor. Hay premiados que tienen bajos índices de citas, como Kantorovich, Haavelmo y Allais, y también hay algunos economistas muy citados, pero que no han recibido el premio. Se concedió el premio a profesores que publicaron una enorme cantidad de trabajos, como Samuelson, pero también hubo quien ganó el galardón con muy pocas palabras, como Ronald Coase. Muchos de los trabajos no llegaron a tener impacto en la profesión, como en el caso de Frisch (1969), padre de la econometría, pero del que apenas una cuarta parte de su obra fue traducida del original noruego. En general, es posible dividir la lista de premios en dos grandes grupos. El primero, se podría denominar "premios a una carrera" (Samuelson, Arrow, Friedman, Buchanan...). El segundo fue otorgado a un descubrimiento particular o a una disciplina específica, y se eligió a una de sus figuras más representativas para premiarla. En cualquiera de los dos casos, podemos concluir lo mismo: que el economista merecía el millón de euros.